En las reuniones de los grupos pequeños los estudiantes comparten sus respuestas, sus dudas, y sus experiencias educacionales. Para que la reunión sea grata, edificante, e interesante se sugiere lo siguiente:
La reunión debe tener entre 7-12 participantes.
Esta cantidad asegura que se compartan suficientes ideas para que la reunión sea interesante como también que haya suficiente oportunidad para que todos puedan expresarse y contribuir a la dinámica de la reunión. También ayuda a que el facilitador pueda guiar a los participantes en una discusión franca y espontánea, pero también ordenada.
Las reuniones deben ser semanales.
El grupo debe reunirse una vez a la semana.
Las reuniones deben ser bien organizadas a fin de que los alumnos no pierdan su tiempo.
Para lograr esto las reuniones deben comenzar y concluir a tiempo. Los estudiantes pueden optar por quedarse más tiempo si así lo desean, pero la reunión en sí debe seguir ciertos límites predeterminados. De esta manera los estudiantes sentirán que el facilitador los respeta a ellos y a su tiempo.
Las reuniones requieren la participación de todos. Esto significa no sólo que los alumnos deben asistir a la reunión, sino también que todos participen en la discusión. El cuerpo de Cristo, la iglesia, consiste de muchos miembros que se deben ayudar mutuamente. La reunión debe proveer un contexto idóneo para que los participantes compartan sus ideas en un contexto amoroso, donde todos deseen descubrir la verdad, edificarse el uno al otro, y conocer mejor a Dios.
El facilitador debe comunicar el gran valor de cada miembro y de su contribución particular al grupo.