Manual de Facilitador

Guía para el facilitador o coordinador de una sede de estudios eclesiásticos en Teología.

Razones para estudiar en grupo:

  • Estudiar en un grupo en Infortecr le ayudará a aprender en un ambiente grato donde todos se ayudan y animan entre sí.
  • Estudiar en grupo le ayudará a expresar y solucionar dudas a la luz de la Biblia, el conocimiento de otros, y la dirección del Espíritu Santo.
  • Estudiar con otros en un grupo de estudio en Infortecr le motivará a comenzar y terminar sus estudios bíblicos con éxito.
  • Estudiar en un grupo de estudios en Infortecr le ayudará a formar nuevas amistades en la fe.
  • Participar en un grupo en Infortecr resulta más divertido y edificante que estudiar solo.

Cómo comenzar el curso en grupo

  • Cada estudiante en el grupo debe registrarse en Infortecr.
  • El facilitador debe llenar un formulario con la lista de estudiantes y sus respectivos correos electrónicos.
  • El facilitador deberá orientar sobre el proceso de pagos a los estudiantes indicando el programa a estudiar.
  • Infortecr notificará a cada miembro del grupo que el curso está listo para comenzar en su cuenta individual (Todos los miembros deben estar registrados para poder comenzar).

Responsabilidades del facilitador:

  • El facilitador es responsable de la instrucción, guía y evaluación a los estudiantes en cada Módulo de Estudios.
  • Son profesionales que dominan y estructuran los saberes para facilitar las experiencias de aprendizaje significativo, autónomo y colaborativo; además, utilizan y propician el uso de las Tecnologías de la Información en los estudiantes para obtener, procesar e interpretar información así como para expresar sus ideas.

Algunas de sus funciones son:

  • Guiar al estudiante en la construcción del conocimiento.
  • Estimular el desarrollo de habilidades para aprender a ser, aprender a conocer, y aprender a colaborar.
  • Vigilar los avances escolares de cada estudiante.
  • Ofrecer retroalimentación de acuerdo con el desempeño demostrado.
  • Valorar el avance en el logro de las competencias.
  • La tarea de facilitador requiere esfuerzo, ya que, aunque este no es el instructor en sí el libro de texto sirve de “maestro”, debe conocer bien el material, dar animo al grupo, y dar ejemplo de la vida cristiana delante de los miembros.
  • La recompensa del facilitador en parte vendrá del buen sentir que experimentará al ver que está contribuyendo al crecimiento de sus hermanos/as en la fe, del privilegio de entrenar a otros y del fruto que llegará por la evangelización.
  • El facilitador también debe saber que el Señor lo recompensará ampliamente por su obra de amor.

Material de Estudio:

  • Cada asignatura o materia en Infortecr incluye un libro de texto (o material de lectura) y un examen.
  • El precio de la asignatura o materia incluye el privilegio de leer el libro en línea.
  • El alumno que trabaja en grupo se reunirá una vez por semana con otros estudiantes bajo la dirección del facilitador, hasta completar la intensidad horaria requerida.
  • Al completar los requisitos del Plan de estudio, el estudiante tomará un examen en forma electrónica. Debe alcanzar una calificación de 70% o más para aprobar la materia.
  • Al aprobar el examen el estudiante recibirá un reconocimiento de Infortecr, y un certificado que podrá imprimir. De mayor importancia, poseerá las bases para seguir creciendo y aprendiendo en cada campo de estudio.
A continuación encontramos las tres facetas principales del programa de estudios bíblicos Infortecr: las lecciones, las reuniones y los proyectos:

Las lecciones o Tópicos del Módulo:

  • Las lecciones representan el aspecto del programa sobre el cual el alumno tiene plena responsabilidad. El estudiante es responsable por leer el material de lectura indicado y responder a las preguntas en la Guía de Estudio. Debe reconocer que necesitará la ayuda de Dios para sacar el mayor provecho de cada porción del texto.
  • El facilitador debe informar a los estudiantes que la calidad de la reunión será o realzada o minimizada de acuerdo con la calidad del interés, esfuerzo, y comunión con Dios que el alumno tenga en su estudio personal.
  • El alumno debe tratar (si fuera posible) de dedicar un tiempo para el estudio a la misma hora todos los días. Debe asegurar que todos los materiales que necesite estén a la mano (Biblia, libro de texto, cuaderno, lápices o bolígrafos, tableta o computadora), que el lugar donde se realice la tarea tenga un ambiente que facilite el estudio con suficiente luz, espacio, tranquilidad, café y temperatura cómoda. Esto puede ayudar al alumno a desarrollar buenos hábitos de estudio.
  • El alumno debe proponerse la meta de completar una lección por semana.
  • El alumno debe repasar lo que haya aprendido de alguna manera sistemática. Un plan posible es repasar el material en el segundo día de haberlo estudiado, entonces el quinto día, el décimo, el vigésimo, y el trigésimo.

Las reuniones:

En las reuniones de los grupos pequeños los estudiantes comparten sus respuestas, sus dudas, y sus experiencias educacionales. Para que la reunión sea grata, edificante, e interesante se sugiere lo siguiente:
  • La reunión debe tener entre 7-12 participantes.
  • Esta cantidad asegura que se compartan suficientes ideas para que la reunión sea interesante como también que haya suficiente oportunidad para que todos puedan expresarse y contribuir a la dinámica de la reunión. También ayuda a que el facilitador pueda guiar a los participantes en una discusión franca y espontánea, pero también ordenada.
  • Las reuniones deben ser semanales.
  • El grupo debe reunirse una vez a la semana.
  • Las reuniones deben ser bien organizadas a fin de que los alumnos no pierdan su tiempo.
  • Para lograr esto las reuniones deben comenzar y concluir a tiempo. Los estudiantes pueden optar por quedarse más tiempo si así lo desean, pero la reunión en sí debe seguir ciertos límites predeterminados. De esta manera los estudiantes sentirán que el facilitador los respeta a ellos y a su tiempo.
  • Las reuniones requieren la participación de todos. Esto significa no sólo que los alumnos deben asistir a la reunión, sino también que todos participen en la discusión. El cuerpo de Cristo, la iglesia, consiste de muchos miembros que se deben ayudar mutuamente. La reunión debe proveer un contexto idóneo para que los participantes compartan sus ideas en un contexto amoroso, donde todos deseen descubrir la verdad, edificarse el uno al otro, y conocer mejor a Dios.
  • El facilitador debe comunicar el gran valor de cada miembro y de su contribución particular al grupo.

Proyecto principal

Cada asignatura requiere completar un proyecto principal reflejado en el objetivo de la materia. Por ejemplo, en el curso de Panorama Bíblico el alumno expondrá un a los estudiantes. La meta no es sencillamente llenar a los estudiantes de conocimientos, sino prepararlos para utilizar el material tanto para la edificación de creyentes como también para la evangelización de los no creyentes. Es cierto que no todo el material es “evangelístico” en sí, pero a veces se tocan varios temas durante el proceso de la evangelización o seguimiento para los cuales los conocimientos adquiridos ayuden a abrir una puerta para el evangelio o aun mantenerla abierta. Las siguientes tres consideraciones servirán para guiar la comunicación de los conceptos:
  • La comunicación debe ser creativa: Un objetivo de los proyectos es permitir que los alumnos usen sus propios talentos de manera creativa. No todos tendrán la habilidad de predicar desde un púlpito. Pero tal vez algunos tengan talentos para escribir poesías, canciones, o himnos, o para hacer dibujos o pinturas que comuniquen las verdades que han aprendido. Otros quizás tengan habilidades teatrales que pueden usar para desarrollar dramatizaciones que comuniquen principios cristianos de manera eficaz, educativa, y entretenida. Y aun otros puedan servir de maestros, pastores, o facilitadores para otros grupos. Pueden desarrollar currículo, conferencias y programas especiales para la iglesia local. No imponga límites a las diversas maneras en las cuales se puede comunicar la verdad de Dios.
  • La comunicación debe ser clara: Los grupos de estudio proveen un contexto idóneo para practicar la comunicación de las verdades cristianas. En este ambiente caracterizado por el amor, el aliento, y la dirección se pueden hacer “dramatizaciones” en las cuales alguien puede hacer “preguntas difíciles” y otro u otros pueden tratar de responder como si fuera una situación real. Luego, los otros en el grupo pequeño pueden evaluar tanto las respuestas que se dieron como también la forma en la cual se desenvolvió el proceso y el resultado. La evaluación puede tomar en cuenta aspectos como la apariencia, el manejo del material, y el carácter o disposición de cómo fue comunicado. En cuanto a la apariencia se puede hacer una dramatización algo humorística donde un cristiano con buenas intenciones, pero no muy “presentable”, trata de comunicarse con un no creyente bien vestido, perfumado, y limpio. Después, la clase puede participar en una discusión amigable acerca del papel de la apariencia en la evangelización.
  • La comunicación debe reflejar el carácter cristiano: El facilitador debe servir como ejemplo para algunas de las características cristianas que debemos reflejar cuando hablemos con otros acerca de Jesucristo y la fe cristiana. Por ejemplo, la paciencia, la humildad, y el dominio propio deben ser evidentes en nuestras conversaciones. Debemos también estar conscientes de que dependemos de Dios para que nos ayude a hablar con otros de manera eficaz. Sobre todo, debemos comunicar el amor de Dios. A veces nuestra forma de actuar con los no creyentes comunica menos amor que lo que ellos reciben de sus amistades que no son cristianas. Los pequeños grupos de estudio proveen un contexto amigable, eficaz, y sincero para evaluar, practicar, y discutir todos estos detalles. Si la calidad de las lecciones es alta, esto ayudará a asegurar una excelente experiencia en la reunión, ya que todos los estudiantes vendrán preparados, habiendo hecho buen uso de su tiempo personal. De la misma manera, si la reunión se desenvuelve de manera organizada, creativa, y con alta calidad esto facilitará la excelencia de los proyectos. Sobre todo, necesitaremos la ayuda de Dios en todo el proceso a fin de que recibamos el mayor provecho posible del programa.

La interacción entre los participantes

Reconocimiento:

  • Saber el nombre (y apodo) de todos.
  • Saber los datos sencillos: familia, trabajo, nacionalidad.
  • Saber algo interesante de ellos: comida favorita, pasatiempos entre otros.

Respeto para todos:

  • Se debe establecer una regla en la reunión: una persona habla a la vez y todos los otros escuchan.
  • No burlarse de los que se equivocan ni humillarlos.
  • Entender, reflexionar, y/o pedir aclaración antes de responder a lo que otros dicen.

Participación del grupo entero:

  • El facilitador debe permitir que los alumnos respondan sin interrumpirles. Debe dar suficiente tiempo para que los estudiantes reflexionen y compartan sus respuestas.
  • El facilitador debe ayudar a los alumnos a pensar, a hacer preguntas y a responder, en lugar de dar todas las respuestas él mismo.
  • La participación de todos no significa necesariamente que todos los alumnos tienen que hablar en cada sesión (ni que tengan que hablar desde el principio, es decir desde la primera reunión), más bien quiere decir, que antes de llegar a la última lección todos los alumnos deben sentirse cómodos en hablar, participar y responder sin temor a ser ridiculizado.
  • El facilitador es responsable de la instrucción, guía y evaluación a los estudiantes en cada Módulo de Estudios.
  • Son profesionales que dominan y estructuran los saberes para facilitar las experiencias de aprendizaje significativo, autónomo y colaborativo; además, utilizan y propician el uso de las Tecnologías de la Información en los estudiantes para obtener, procesar e interpretar información así como para expresar sus ideas.

Algunas de sus funciones son:

  • Guiar al estudiante en la construcción del conocimiento.
  • Estimular el desarrollo de habilidades para aprender a ser, aprender a conocer, y aprender a colaborar.
  • Vigilar los avances escolares de cada estudiante.
  • Ofrecer retroalimentación de acuerdo con el desempeño demostrado.
  • Valorar el avance en el logro de las competencias.
  • La tarea de facilitador requiere esfuerzo, ya que, aunque este no es el instructor en sí el libro de texto sirve de “maestro”, debe conocer bien el material, dar animo al grupo, y dar ejemplo de la vida cristiana delante de los miembros.
  • La recompensa del facilitador en parte vendrá del buen sentir que experimentará al ver que está contribuyendo al crecimiento de sus hermanos/as en la fe, del privilegio de entrenar a otros y del fruto que llegará por la evangelización.
  • El facilitador también debe saber que el Señor lo recompensará ampliamente por su obra de amor.
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